LA
REFINERIA DEL META
UNA NECEDAD
Vuelve
la insistencia del exgobernador Alan Jara sobre la refinería para el Meta.
Pasaron cuatro años sin que, salvo la cuantiosa compra del predio, materialice
su propuesta, pese a las reiteradas afirmaciones sobre cierres financieros, el
señuelo de gasolina barata, producción de asfaltos y no recuerdo cuantos cuentos
más; desde luego que no faltaron las
noticias sobre inversionistas que se
sumaban a su gran obra, primero fueron los norteamericanos, vaya fiasco por
cierto, pues se trataba de unos gringos pobres
propietarios de una cigarrería en Miami y sin capacidad económica, y ahora, para irse, el gran
anuncio de la llegada de los rusos, y entonces, dirigiéndose a los más incautos
les dice que ya si, tendremos refinería.
Iluso
resultó el exgobernador, o por lo menos su intención de que su sucesora y uno
que otro despistado sigan creyéndose el embeleco. Los que sabemos del tema,
podemos desmentir a Alan Jara para decir que la tal refinería no existe ni será
viable.
Para
empezar, los precios de los combustibles no solo dependen de la oferta, estos
no se forman a partir del mercado sino que están ligados a diversas variables.
En primer lugar es el gobierno nacional (y lo será luego el congreso) quien
fije los precios de los combustibles, atados siempre a realidades
macroeconómicas y de geopolítica internacional que empiezan por señalar los
precios de los combustibles a partir de los precios internacionales del crudo y
dentro de dos variables de referencia el WTI y el BRENT, que rigen para
Colombia. Si la refinería fuera a adquirir crudo no podrá ser por debajo de
estas referencias internacionales, segunda razón de inviabilidad del proyecto.
Seguimos
anotando en contra de la posibilidad de la refinería otros argumentos como son
los precios internacionales del crudo (WTI y BRENT) en caída constante, lo que
desmotivó la búsqueda de nuevos yacimientos y hoy solo el 14% de rondas están
en actividad porque las compañías saben, como lo sabe cualquiera que lea
revistas de temas económicos, que este año entrará al mercado internacional la
producción de Irán (ya se le levantó el embargo) y Estados Unidos pasará de
importador a exportador, lo que llevará el crudo a precios por debajo de los 30
dólares el barril y en Colombia solo hay reservas hasta el año 2020 salvo la
perspectiva “off shore” para la búsqueda en el mar podría salvar al país de la
dependencia petrolera. Entonces a traer crudo de la costa o a importarlo rumbo
a Apiay para que la refinería de Alan pueda operar.
Operar
la refinería que no tiene más que el predio, dedicado al pastaje de ganado,
porque el montaje deberá efectuarse con una tasa cambiaria (precio del dólar),
por encima de los 3.000 pesos para la compra de equipos necesariamente
importados. Razón adicional que demuestra que la tal refinería no tiene
viabilidad para un país que no es petrolero y que tiene tres refinerías
Barranca y Cartagena en operación y la de Refinare en Antioquia, abandonada por
inviable.
Pero
la obsesión de la refinería de Alan tendría otra imposibilidad en la red de
distribución, pues las estaciones de servicio tienen vínculos contractuales con
los mayoristas (Shell; Esso: Terpel; Mobil y otras) que no les permitirá vender
combustible de la marca “Alan” sin que en el Meta exista infraestructura que
pueda competirle a los grandes distribuidores.
En
otras palabras ni la gasolina puede ser más barata que los precios fijados por
el gobierno nacional, ni la refinería es viable quedando solo la espera de que
el próximo anuncio sea del inversionista Chino como para tragarnos un nuevo
cuento.
Hugo Velásquez Jaramillo
Abogado Externado de Colombia
Docente ESAP
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